Fragmentación urbana y clima en Colombia

 


Por: Gonzalo Duque-Escobar*

Las ciudades colombianas ubicadas en la Región Andina y Caribe, todas pertenecientes al trópico andino y caracterizadas por problemáticas sociales, ambientales y económicas comunes, requieren una agenda de adaptación al cambio climático, donde se conjuguen estrategias no solo para reorientar su consumo energético, sino también para resolver los profundos conflictos del modelos de ocupación del territorio, en un medio biodiverso y pluricultural que demanda enfoques de desarrollo sostenible en las políticas públicas sobre planificación, administración y actuación para los medios urbanos, considerando, además de la estabilidad de la estructura ecológica de soporte y el respeto de los derechos bioculturales, los desafíos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Estas reflexiones, a propósito de la tragedia en La Esneda, una zona urbana de Pereira con antecedentes de invasión y considerara de alto riesgo, que por la falla del talud del río Otún en límites de Dosquebradas, tras un aguacero provocó un deslizamiento hacia las 6:25 de la mañana del 8 de Enero de 2022, sepultó seis viviendas y afectó otras 20, causando la muerte de varias personas.

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La amenaza climática

Colombia ya convertida en un escenario urbano desde finales del siglo XX, por la interacción de factores como cambio climático, clima extremo y presión antrópica, al estar sufriendo las consecuencias del colapso de sus ecosistemas y el aumento de la frecuencia e intensidad de los eventos climáticos extremos, expresado en sequías, incendios forestales, inundaciones y deslizamientos, y otras agresiones, entre los desafíos ambientales le urge priorizar la adaptación de los medios urbanos con sus entornos al medio tropical andino, resolviendo su vulnerabilidad al cambio climático.

Ante dicho escenario, como respuesta en el país se han puesto en marcha estrategias de mitigación y adaptación, indiscriminadas: mientras las de adaptación consideran la vulnerabilidad de las comunidades humanas y de los ecosistemas ante ciertos eventos climáticos sin mirar a fondo el contexto, las de mitigación se han quedado en la normativa para reducir las emisiones en sectores específicos (transporte, industria, agricultura, energía, etc.), y para la preservación y mayor presencia de sumideros de carbono, un capítulo en el que también cabría legislar sobre procesos de renovación urbana de alto contenido socio-ambiental.

Y en relación con los acuerdos sobre Cambio Climático, sabemos de los escollos a nivel internacional, ya  que la política ambiental está expuesta a las decisiones de los grupos de poder, que son quienes deciden qué acciones se deben emprender: si allí, para la implementación de acciones necesarias, que todavía son insuficientes, el asunto no se puede considerar como si fuera un campo de percepción, preocupación y acciones homogéneas, el problema fundamental en gran medida se relaciona con la fórmula a implementar por estar expuesta a las decisiones que se deberían considerar prioritarias en los acuerdos.

Ahora, siendo las ciudades, y en particular las grandes megalópolis de los países en desarrollo, núcleos de múltiples interacciones que deterioran los ecosistemas, degradando los servicios ambientales que proveen, las implicaciones de la creciente urbanización alterando el clima con sus emisiones y cambios profundos en la regulación térmica e hidrológica, el desafío obliga a precisar los daños ambientales e identificar responsables y afectados, lo que exige descifrar los núcleos receptores de insumos y expulsores de desechos, y la racionalidad de las decisiones involucradas.

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El desafío ambiental

Pero dada la historicidad y temporalidad de los procesos de urbanismo con consecuencias funestas, si la carencia de una acción reparadora dificulta su mitigación preventiva, pareciera que estamos expuestos a sufrir sus futuras consecuencias, entre ellas las de los eventos climáticos extremos, tal cual lo estamos padeciendo con las frecuentes inundaciones en Bogotá y en Cartagena, las crecientes de los arroyos en Barranquilla, las riadas descendiendo por laderas de Medellín y los deslizamientos en Manizales, entre otros eventos que ponen en evidencia, la carga histórica de los pasivos ambientales del modelo de ocupación urbana.

De ahí la importancia de una adaptación al cambio climático, con enfoques estructurales que brinden oportunidades equilibradas e incluyentes de desarrollo en los grandes centros urbanos y sus entornos metropolitanos como atractores demográficos, mirando no solo el tema de la congestión vehicular y contaminación del aire, dos aspectos a mitigar con el modelo de movilidad y combinación de usos del suelo, sino también la vulnerabilidad yendo más allá de los factores naturales de la amenaza, para resolver la fragmentación social y espacial del hábitat.

Según el DANE (IEU 2017), entre 1997 y 2017, el crecimiento urbano en las cabeceras municipales de Colombia, que se ha incrementado 37,2% y donde se ha concentrado el 60% de la población más pobre del país, presenta los mayores incrementos demográfico en Bogotá D.C., Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca y Atlántico, mostrando las mayores cuantías en las ciudades de jerarquía importante, así las mayores tasas de crecimiento demográfico de esos 20 años se hayan dado en zonas de baja polarización, como Vichada (120,7%), La Guajira (108,2%), Casanare (94,7%), Vaupés (88,7%) y Guaviare (87,5%)”.

Si a Colombia el proceso acelerado de urbanización la ha transformado, es por la configuración de una problemática social que reclama mayor equidad y sostenibilidad ambiental. Lo anterior, ya que a partir de las décadas de 1960 y 1970 con cerca de dos tercios de su población en áreas rurales, luego de intensas migraciones y éxodos rurales relacionados con la violencia, la concentración de la tierra y las precarias condiciones de vida en el campo, el país pasó a tener casi tres cuartos de su población concentrada en las ciudades.

Como ejemplo: la amenaza hidrogeológica en Manizales, una ciudad intermedia de 400 mil habitantes, que fuera fundada en 1849 sobre un ramal cordillerano y a 2150 m s.n.m. en la cuenca media del río Chinchiná; un escenario donde las debacles por deslizamientos se explican por causas antropogénicas, ya que partir de 1970 la ciudad con cerca de 233 mil habitantes, se empieza a expandir por décadas sin control ni escuadra, invadiendo sus frágiles laderas. Hoy por fortuna, además del sistema de alertas tempranas para prevenir afectaciones por deslizamientos, se cuenta con el programa “Guardianas de las laderas”.

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Adaptación al Cambio Climático.

Según informe de la Oficina del director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos ODNI (2022), aunque no precisa detalles, señala que Colombia por no tener “la capacidad de adaptarse” al cambio climático, está en la lista de 11 países en condiciones “preocupantes” para el año 2040. Adicionalmente, al tratar sobre la resiliencia al cambio climático, el director regional de ONU Hábitat, señala que en América Latina y el Caribe, por ser una de las regiones más urbanizadas del mundo, no se puede hablar de adaptación al cambio climático sin mirar las brechas estructurales de nuestras ciudades, por tratarse de medios urbanos desiguales, segregados.

Dentro de la lista de emisores GEI per cápita mundiales, Colombia al 1016 se ubica en la posición 105. Su emisión bruta per cápita es muy similar al promedio latinoamericano: 7 ton de CO2 eq anuales, valor casi idéntico al promedio mundial (IDEAM 2016). Además, nuestra huella ecológica de 1.9 hectáreas por persona, ya supera el percápita de 1,8 hectáreas de la biocapacidad del planeta. Con todo esto, la apuesta de país, es por la Reducción de las emisiones de GEI proyectadas a 2030, e implementar el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC), formulado en 2011. Si se cumple la meta, podría estar cerca del nivel actual de emisiones GEI per cápita, estimado en 4.8 toneladas de CO2eq/hab.

Aunque las estrategias de largo plazo sobre desarrollo ambiental, parten de la cultura para poder transformar la sociedad conduciéndola hacia una ética ecológica, al considerar la incidencia del modelo urbano como guía para la construcción de un medio paranatural ecológicamente sólido, donde la adaptación al cambio climático permita enfrentar los eventos climáticos extremos y contribuir a la trasformación gradual del clima, surgen al menos tres aspectos relevantes relacionados: emisiones, vulnerabilidad y capacidad de respuesta.  

Finalmente: sobre la adaptación al cambio climático en ciudades costeras de Colombia, los enfoques del Plan de adaptación de INVEMAR y otros (2014), contemplan: Reducción de la exposición; Aumento de la resiliencia a los riegos cambiantes; Reducción de la vulnerabilidad; Preparación, respuesta y recuperación; Transferencia y distribución de riesgos; y Transformación. Debería esperase que dicho enfoque conduzca al transporte verde, al drenaje pluvial y fluvial en el medio urbano, al saneamiento de residuos, y a la eficiencia térmica e incremento del verde urbano en áreas construidas.

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* Profesor de la U.N. de Colombia Sede Manizales.   Web: https://sites.google.com/unal.edu.co/godues1 Referencia: Instituto de Estudios Urbanos. U.N. de Colombia, febrero 13 de 2022.      Portada: Mosaico con desarrollos verdes en Colombia para innovar en la adaptación urbana. Fuentes varias: Crédito en cada imagen..

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Referencias bibliográficas:

Adaptación al cambio climático en América Latina y el Caribe. Graciela O. Magrin (2015). Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Adaptación al cambio climático en ciudades costeras de Colombia. Invemar, Grupo Laera, GCAP y CDKN (Eds.). 2014.

Brechas estructurales en América Latina y el Caribe: una perspectiva conceptual-metodológica. Gaudin, Yannick y Pareyón Noguez, Rebeca. CEPAL 2020.

Calentamiento global en Colombia. Duque Escobar, Gonzalo (2011) In: El Día Mundial del Medio Ambiente, Junio 6 de 2011, Instituto Universitario de Caldas.

Cambio Climático en Caldas – Colombia. Gonzalo Duque- Escobar. Junio 3 de 2020. Instituto de Estudios Ambientales IDEA – Museo Interactivo Samoga, U.N. de Colombia.

Ciudad, espacio y población: el proceso de urbanización en Colombia. Universidad Externado de Colombia. Centro de Investigación sobre Dinámica Social. Bogotá. Agosto 2007

Dinámicas de las Áreas Metropolitanas en Colombia. Publicación Seriada del IEU de la U.N. de Colombia. Número 9, noviembre de 2016.

La adaptación de la ciudad al trópico andino. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Universidad Nacional de Colombia. Manizales, febrero 7 de 2022.

La gestión ambiental del hábitat. Gonzalo Duque-Escobar; Universidad Nacional de Colombia. Manizales, enero 22 de 2022.

Las ciudades y el cambio climático: orientaciones para políticas. Informe Mundial sobre Asentamientos Humanos 2011. UN-Habitat, 2011.

Procesos de adaptación al cambio climático: análisis de América Latina. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Santiago, 2017.

Vulnerabilidad de las laderas de Manizales. Por Gonzalo Duque-Escobar. U.N. de Colombia. Presentación ante la Comisión Cuarta del Concejo de Manizales, del Jueves 11 de Mayo de 2017.

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